lunes, enero 08, 2007

"Ochosi vuelve invisible al perseguido. Huye a través del paisaje, entre ramas de humos y hojas de viento. Hace polvo los hierros de la cárcel. Llena las celdas de helecho hembra, incienso de Guinea y albahaquilla. Es el dueño del arco, la flecha, la cárcel y la caza. Protege a los huídos y da carne al hambriento. Oye por el cuerno de un venado. Habla por los cocos y los caracoles. Huele a resina con rocío, a hierba silvestre, fresca y machacada. Lleva musgo en las sienes y lleva un collar de cuentas verdes. Conoce todos los pájaros. Su piel es de color de tabaco mal secado. Se parece a San Norberto. Le gustan las palomas, los pollos y el pescado. Astuto, hábil y tenaz. Gran cazador, vive en el monte. Descuelga los pájaros del cielo. Suya es la flecha en sangre inaugurada , el arco tenso entre los aires, el dardo que no duerme. Conoce el viento sur. Las huellas de las plumas en el viento, el lejano olor de las pezuñas, el latigazo del reptil a flor de piedra. Lanza flechas en los cruces del monte. La sangre baja a ríos mientras fulguran sus flechazos. Y es capaz de partir mariposas y hormigas con la punta de su flecha sobre las frágiles hojas del maíz"* Este es un patakin: Ochosi es el mejor de los cazadores y sus flechas no fallan nunca. Sin embargo, en una época no podía llegar hasta sus presas porque la espesura del monte se lo impedía. Desesperado fue a ver a Orula, quien lo aconsejó que hiciera ebbó, Ochosi y Oggún eran enemigos porque Echu había sembrado cizaña entre ellos, pero Oggún tenía un problema similar. Aunque nadie era capaz de hacer trillos en el monte con más rapidez que él, nunca conseguía matar a sus piezas y se le escapaban. También fue a ver a Orula y recibió instrucciones de hacer ebbó. Fue así que ambos rivales fueron al monte a cumplir con lo suyo. Sin darse cuenta, Ochosi dejó caer su ebbó arriba de Oggún, que estaba recostado en un tronco. Tuvieron una discusión fuerte, pero Ochosi se disculpó y se sentaron a conversar y a contarse sus problemas. Mientras hablaban, a lo lejos pasó un venado. Rápido como un rayo, Ochosi se incorporó y le tiró una flecha que le atravesó el cuello dejándolo muerto. "Ya ves", suspiró Ochosi, "yo no lo puedo coger". Entonces Oggún cogió su machete y en menos de lo que canta un gallo abrió un trillo hasta el venado. Muy contentos, llegaron hasta el animal y lo compartieron. Desde ese momento convinieron en que eran necesarios el uno para el otro y que separados no eran nadie, por lo que hicieron un pacto en casa de Orula. Es por eso que Ochosi, el cazador, siempre anda con Oggún, el dueño de los hierros. Pues encomendémonos a Ochosi, que es la letra de Ifá que salió en la casa templo de la Avenida 10 de Octubre No 1509 e/Josefina y Gertrudis, La Víbora, Ciudad de La Habana. La ceremonia fue presidida por el sacerdote de Ifá Guillermos Diago ( Ogbe Weñe) en medio de 950 babalawos , y me da un no sé qué leer sus recomendaciones y sus buenos mensajes: "Cabeza verde, cabeza hueca; cuando hay cabeza el sombrero no se lleva en las manos; saco vacío no se para; inútil mostrar argollas de oro quien no tiene orejas y... la lengua habla más rápido que lo que la cabeza piensa." Desde luego, hay buenas razones en todo para el año que empieza. A ver si conseguimos pensar más rápido sin hablar demasiado y nos va mejor, mis cubanos lindos... a ver si se para el saco ya no vacío. Aché pa' todos y Ochosi dirá. (Y eso que no creo en nada) Este post es para mi primo Robertico Fajardo y su gente...se los debía. Un beso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Srta. Fajardo, mi isla no es disparatada, es magica. Mis palabras son sinceras. Y si, somos españoles, pese a quien le pese.Espero que su estancia en mi isla sea de su mayor agrado. Un saludo.