sábado, enero 06, 2007

Felices aquellos a quienes los Reyes Magos les han dejado siquiera un trocito de carbón azucarado. Felices los niños que salen a jugar esta mañana con todas sus cositas nuevas (y chinas) Felices quienes vieron, al abrir la puerta de casa, que los camellos se habían comido el heno y tomado el agua fresca; felices quienes abren regalos y tiran las cajas de cartón y los papeles brillantes en la puerta de mi edificio. Sean felices. A los que no, los que nada de nada, pues que el 2007 también nos vaya bien bonito. Sobre todo porque los menos afortunados con los regalos y la Lotería del Niño seguro somos los que menos vamos a sufrir durante el año. Ya. ¿Qué más puede suceder? La suerte es que la vida está cambiando: ahora lo de los Reyes Magos significa "la integración de las culturas: la judía, la cristiana y las de Africa", frente al gordiflón Papá Noël, que hasta lo han prohibido en Valencia. Ojalá sea verdad, y este espíritu tan festivo que trae a todos los comercios cerrados y nos deja sin saber dónde comprar cigarrillos, sirva para algo más que para el despilfarro innecesario y la malcriadez inducida en los menores. Pufff, ¡cómo estoy de políticamente correcta!Es que los Reyes no me han dejado nada. Creo que es por eso. Lo que pasa es que me gusta Forges y me lo he regalado. Mira tú, de éste sí que soy fan. Me gusta muchísimo este señor, dibujante y humorista genial que en realidad se llama Antonio Fraguas de Pablo y hasta ahora no había tenido ocasión de colarlo por aquí. Mi homenaje, señor. A quienes no nos ha tocado nada, tomen como regalo desde esta casa el portátil Piedrum IV. O los gayumbos* bonitos, que nunca vienen mal. Felices sean los que les ha tocado algo. *Gayumbos: dícese de los calzoncillos en esta España cañí.

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