martes, septiembre 12, 2006

Pues nada, empiezo con algo que ya va siendo un tópico, pero que creo que encierra una verdad como la copa de un pino -o como una palma real, por qué no: hoy 11 de septiembre hay que conmemorar los 5 años del nacimiento del siglo XXI. No quería hablar del tema, porque todos los medios de comunicación del mundo entero están por ello. Me he pegado a la televisión como una tarada para ver si puedo llegar a alguna conclusión, a saber un poquito de la verdad (que no siempre es absoluta, ya se sabe) para intentar comprender una pizca, no ya de los entresijos políticos, sino de la naturaleza del ser humano. Pero parece que este día funesto no trae sino más enredos, más culpabilizaciones, más justificaciones de una guerra y otra y otra. Lo que me cuesta entender, ya digo, son ciertos sistemas de pensamiento extremos, fanáticos hasta la extenuación y lo peor, el sacrificio sin miramientos por una causa, la que sea. Y cuidado... que no es nada extraño. Posiciones así nos han tocado más de cerca de lo que estamos dispuestos a admitir. A partir del atentado de las Torres Gemelas de Nueva York ya no somos los mismos, ni en Occidente ni en el mundo musulmán ni en los esquimales. Cuando el corazón financiero del Planeta tembló, temblamos todos. Me da igual el Bush y señora poniendo flores no sé dónde; me dan lo mismo las banderas a media asta, o los minutos de silencio: eso ya no vale de nada. Incluso los cientos de testimonios de sobrevivientes, policías, heróicos bomberos... esos son (somos) apenas un granito de arena en la mierda esta de mundo que hemos construido. Ahhh, y por cierto... ¿dónde carajo está hoy el anciano Pinochet? Porque hace 33 años él también derrumbó un par de torres para América Latina. Hoy fue el asalto al Palacio de la Moneda y mataron a Allende. ¿Suena a antiguo, no? Es que eso fue el siglo pasado, imagínate.

No hay comentarios: