viernes, julio 28, 2006

Aquí estamos las dos, frente a la lente implacable de mi abuela Panchita, intentando tocar no sé sabe qué extrañas melodías en el piano que hubo en nuestra casa toda la vida... hasta que se lo comió el comején. Mi hermana Deby tiene, con menos de dos añitos, esos ojos asombrados que todavía conserva, y yo -que soy la de los ricitos- me creo que ya me lo sé todo. Siempre fuimos así: la mayor, que contaba mentiras y mi hermana que las defendía aunque no se creyera ni una. La música amansa a las fieras y aunque tocáramos Los Paticos a cuatro manos siempre fuimos cómplices, teclado en mano. Mi hermanín y yo pasamos por todo: por las clases del Sevillanito (donde yo era la peor) por lo programas de radio para niños de aquel entonces, por el Ballet de la Televisión cubana, por el "Que traigo aquí" y jamás nos peleamos, hasta que cortamos una blusa en dos y el problema quedó zanjado. Nada de eso importa ahora. Mi hermana Déborah es lo más lindo que tengo. Su hijo Pablo bien lo sabe. Y como este es mi Blog y escribo lo que me da la gana... sólo quiero decirte, sé feliz, mi hermana, porfa, que para eso estás trabajando demasiado en lo que no te mereces. Que el gran Imperio del Mundo Mundial sepa que estás ahí, la profesional más espectacular, que pudiera estar en un CSI y más también. No te mueras de pena cada vez que un viejito se muere o le da una lipotimia en ese lugar. Ya veremos con las velas que te estoy poniendo.... y mira que yo yo creo en ná. Toca "Los paticos" en aquel piano y sigue haciendo esas fotos que ya publicaré aquí, porque me da la gana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias mi hermi, mi complice, mi yo. Como siempre me haces llorar un poquito. Muy lindo lo que escribiste. Te quiero mucho.