miércoles, enero 24, 2007

Escena del crimen: el cielo. Ni a los más inquietos guionistas de CSI se les habría podido ocurrir, pero así ha sido y en la mismísima Bélgica, país serio y correcto donde los haya. Porque está claro que pa' pegar candela estamos las cubanas si nos vienen a quitar el novio. Ellas, las belgas, noooo, ¡qué va! que para eso son de la tierra de Hércules Poirot. Pues mira por dónde son un equipo de paracaidismo especializado en caída libre y acrobacias aéreas, pero una -la novia y acusada- se entera que la otra, la víctima, "mantiene relaciones sexuales con su compañero sentimental" (así han dicho en el noticiero) y plafff, casualidades de la vida que se estrella sobre la hierbita de un jardín, también belga, porque no se abrieron ninguno de los dos paracaídas... ni el de emergencia ni ningún otro si lo hubiere. Sólo sé que la muerta tenía 37 años y que su asesina, que manipuló con efectividad y cierta gracia los mecanismos del paracaídas, sólo 22. Eso pa' que te enteres, que la juventud ésta viene muuuy fuerte. Del oscuro objeto del deseo de las dos no se ha dicho nada, o al menos en español, porque no sé leer en flamenco, lo confieso. En fin, esto es lo que hacen los celos. Esto es lo que hace la juventud. Muy fuerte, muy fuerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y ahora una astronauta americana que intentó raptar a una mujer por celos en el aeropuerto de Orlando.
Venganza femenina, y de altura.
Es la otra cara de la conquista de la igualdad.