jueves, noviembre 09, 2006
Perdón, queridos y divetidos lectores, por mis malos modos de ayer. Lo siento y a lo mejor no tendría que haber publicado esas cosas tan feas. Aunque lo que dije, ahí queda: a mí no me enreda nadie en nada. Necesito decir otras cosas: dice mi Rafa en Tumbas sin sosiego, premio Anagrama de ensayo 2006, que "el tiempo de la modernidad tardía nos impone un asombro: la obsolencia del porvenir". Y cuando Rafa dice estas cosas, yo me callo. Y me cago. Lo único que sé es que mi Rafa me devolvió en México la capacidad de lucidez perdida y que leer su libro fue una manera de reencontrar la historia de mi país y mis cosas. Me di cuenta que durante 16 años hablé mierda. Eso. Eduqué a tanta gente y no sabía nada. Yo no sabía nada. ¿Quién soy yo para explicar la etapa del1925 al 33 si no me entero? ¿Y del 33 al 45? Y del 48 al 59? Nací en el 58 y aprendí lo que era una democracia cuando llegué a este país hace ya casi 16 años. Así que todo queda dicho: niños, les mentí. Periodistas que se graduaron con mi pobre información, traductores, filólogos hispánicos...lo siento muchísimo. Es la obsolencia del porvenir en ese país. Puede que hoy pare de escribir esto, y puede que me vaya a Cuba en unos meses, pero quiero hacer un homenaje a mí misma, por comemierda. Y ya está.
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1 comentario:
Buenísimo. Ojalá todos tuviéramos tu valentía acorazada de humor para reconocer cuán ignorantes éramos -y somos. (Aunque al genial Rafa también a veces se le vaya algo la mano, jejeje). Besitos.
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