martes, agosto 22, 2006
- Mamáaaa, por fa avor! ¿Sabías que no te tenía na aariz?
- ¿Quién no tenía nariz?
- Du dudo que lo se sepas abu buelo, es Gastón Maurice Juliá. Nació en Arge gelia.
- ¿Quién... el Juliá, el actor que murió hace unos años? ¿El de la mujer araña?
- ¡Que no, abuelo..! ¡Mamá! ¿porqué nunca me dijiste que no tenía nariz?
- Porque es un dato irrelevante, hijo! ¡ ¡Y no me grites!
- ¡Un dato irrelevante que quien hizo la Teoría de los Sistemas Dinámicos y las “Memorias sobre las Iteraciones de las funciones irracionales”, mi ídolo, por quien he logrado hacer estos fractales maravillosos .... ¡no tenía nariz!
- Nada, son cosas que pasan. La perdió de cuajo en una batalla en la primera Guerra Mundial, y vivó toda la vida con una capucha negra que le tapaba la cara.
- Pero mamáaaaa ¡¡¡yo tendría que saber eso!!!!
- Te dije que es irrelevante. Y es bueno que discutas conmigo... así no tartamudeas.
- Noo me di digas e eso.
- Si hubieras sido mi Charles, en la época Victoriana habrías sido castigado constantemente por tus dos mayores defectos: eres tartamudo y zurdo. ¿Sabías que a los zurdos les amarraban la mano izquierda y a los tartamudos los obligaban al silencio durante años? No sé que les harían a los miopes...
- ¡No estarás exagerando!?
- ¡ Que no abu buelo, que de eso ella sí que que saabe!
- ¡Claro que sé de castigos! ¿A que el mío no es el peor de todos? Hace 13 años tu padre desaparece y me deja esta herencia: un niño superdotado e insoportable, que es incapaz de suspender una repuñetera asignatura ni meter un jodido gol y encima, a su padre...otra desgracia...!
- Hija, pues si tanto te molesto!!!
- ¡No abuu elo ella no o qui quiso decir e eso!
- ¡Claro que quise decir eso!
- ¡Mamáaa!
Este es, en absolta primicia, un parrafo de la novela que estoy intentando terminar desde hace dos años: una novela matemática, sobre matemáticos (Charles Ludwig Dogdson, o Lewis Carroll, como prefieran) para mi sobrino matemático... tan matemática que la solución del problema no lo he podido encontrar. Hay cosas que me han fascinado siempre: la música, la medicina y las matemáticas -aunque no se ma han dado muy bien ninguna de las tres. Más bien, NO se me han dado, lo que no quita la fascinación que ellas pueden ejercer sobre mí. Descubrí la música desde siempre, la medicina desde siempre (las dos cosas estaban en la vida cotidiana de mi familia) pero no me acuerdo ni siquiera del nombre de un profesor que me enseñara algo hermoso sobre las matemáticas, sino aquella farragosas operaciones que siempre hice por automatismo y niña vanguardia, pero las odiaba. Hasta que hace unos años me deslumbré con los fractales, esas fórmulas matemáticas que producen imágenes por ordenador tan hermosas como cualquier artista del pincel pudiera soñar. Los sistemas dinámicos, al que perteneces los fractales) son una de las ramas de las matemáticas más desarrolladas hoy en día, pero hasta la llegada de los ordenadores, el elevado número de cálculos que implicaba su uso los hacían impracticables en la vida real. Actualmente, la capacidad del ordenador para efectuar operaciones a gran velocidad permite condensar millones de cálculos en resultados que podemos interpretar numérica o visualmente. Benoit Mandelbrot fue el primero en utilizar los ordenadores para producir representaciones gráficas de sistemas dinámicos en el plano complejo, basándose en las fórmulas descritas por el matemático francés Gaston Juliá a principio de siglo (el que no tenía nariz). Durante la década de los 80, los primeros estudiosos de los fractales comenzaron a explorarlos por su valor estético, más que por su significación matemática. Mientras que la matemática era la herramienta, el objetivo era el arte. Al ser las ecuaciones fractales el elemento matemático más obvio, los artistas fractales experimentaron con nuevas ecuaciones, introduciendo centenares de nuevos tipos . Para ello elegían cuidadosamente parámetros para refinar el color, la forma y el encuadre. Después de 1995, prácticamente se había agotado la posibilidad de crear nuevos tipos fractales de especial relevancia. Entonces la mayor innovación se produce no al cambiar las ecuaciones fractales, sino al crear nuevas formas de colorear las ecuaciones ya existentes. A medida que estos nuevos algoritmos de coloreado se hacen más complejos, los artistas regresan a las ecuaciones fractales más simples y clásicas, ya que la flexibilidad de estos sofisticados algoritmos de color proporcionan, por sí mismos, una mayor versatilidad e infinitas posibilidades de expresión artística personal.
Bueno: después de todo este lío (y eso que no me metí en lo del orden/ geometría, caos/fractal)
lo que quería decir es que mañana día 22 y hasta el 30 de agosto, comienza en Madrid el Congreso Internacional de Matemáticos, que se celebra cada cuatro años, y donde se entregan los prestigiosos Premios "Fields", una especie de Nobel de las matemáticas que por primera vez entregará el Rey Don Juan Carlos. 4000 cerebros ¿racionales? en un Madrid que se llena de aritmética, senos y cosenos, derivadas, algoritmos, cálculos complejos en cada uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad: hay exposiciones en los museos, arte lúdico y participativo (PROHIBIDO NO TOCAR), antigüedades exquisitas de Tratados Matemáticos desde la Antigüedad que poseen los Fondos de la Biblioteca Nacional, y una exposición en el Palacio del Conde Duque: "Arte Fractal, Belleza y Matemática" que permanecerá hasta el 29 de octubre. ¡Ay Pablo Estévez!, ¿quién nos viera? Así como hay gente que colecciona sellos, yo llevo años coleccionando fractales: lo que parecía increíble, lo que suponía imposible es cierto: hay hermosura en las matemáticas. Y no me miren así: los fractales nos son tan cotidianos como poder mandar fotos en jpg. Lástima que no me acuerde ni siquiera del nombre de un profesor de matemáticas. ¡Si me lo hubiera dicho...!
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