Cuando en 1906 George Méliès sacó a la luz su "superproducción" de 20 minutos Le voyage dans la Lune, tal vez no sabía que había abierto la puerta, no sólo al género de ciencia ficción, sino a toda la historia de los efectos especiales en el mundo del recién nacido cine. En aquella historia disparatada, dos sabios del congreso científico del Club de Astrónomos, deciden viajar a la Luna metidos en un obús que previamente habían introducido en un cañón y era disparado por unas señoritas de su propio teatro (el de Méliès, se entiende). Tomando como modelo las novelas De la Tierra a la Luna, de Julio Verne y Los primeros hombres en la Luna de H.G, Wells, Méliès les hace alunizar en un ojo del asombrado satélite, mientras aparecen el rey y el resto de los selenitas, interpretados por los acróbatas del Folies Bergère, que se convertían en polvo cuando eran golpeados por los paraguas de los terrícolas. Han corrido ríos de tinta sobre el modo en que tales efectos especiales se lograron entonces. (No quiero hablar del alunizaje de los americanos en 1966, protagonizado por Neil Amstrong, donde ondea la banderita y hay más de dos focos de luz porque me da vergüenza ajena). El caso es que ahora, justo un siglo después, en el 8º Ciclo de cine Peor...Imposible, que se celebra en Gijón hasta el día 2 de septiembre, los organizadores se han inventado un Taller de creación cinematográfica, con la cámara digital de andar por casa, la de bodas, bautizos, cumpleaños y comuniones para filmar una cinta de ciencia ficción, pero utilizando espejos, transparencias, maquetas de cartón... un modo de acercar los píxeles a las "viejas tecnologías". La muestra incluye las peores películas de Serie B, los peores efectos especiales, las más grandes chapucerías de la historia del cine, con títulos tan increíbles como Anónima de asesinatos, de Juan Orduña, un producto de serie B del tardo-franquismo que imita las películas de James Bond. La estrella será una cinta casi de culto, la honkonesa La furia del tigre amarillo, y Following, ópera prima de Christopher Nolan, director de Memento y Batman begins. Los asturianos suelen tener un sentido del humor inteligente y muy especial. Ahí está la Semana Negra de Gijón que lleva ya una veintena de años. Este año, además, la muestra se centrará en lo peor del cine europeo de los 70 y los 80, cuando Hollywood les deja sin los mejores realizadores, productores y actores. Y todavía hay quien dice que ha escrito los peores guiones del cine latinoamericano... Al final, hay gente pa' tó.
miércoles, agosto 30, 2006
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