jueves, agosto 10, 2006

CRÓNICA EN ROSA Y NEGRO. ¡Qué emoción! Hoy me estreno como cronista de la prensa del corazón y a su vez, de sucesos: ha muerto en extrañas circunstancias, en una cárcel de Bangkok, Christoph Hohenlohe, hijo mayor del Príncipe Augusto de Hohenlohe-Langenburg (ya fallecido) y de la también princesa Ira de Fürstemberg. ¡Mira tú! Este asunto sonará a chino a cualquiera que como yo, jamás haya tenido que ver un carajo con la aristocracia que no fuera la de la belleza de las letras, la música o la pintura de mi país (Cuba, por si alguien no se ha enterado). Este señor de aquí es el finado, el interfecto, el que apareció cadáver. El "chico" en cuestión, de 49 añitos, se va a un famoso centro especializado en adelgazamiento en Wellness, Tahilandia, desde su paradisíaca residencia en las playas de Pee Pee Island en Hawai, y no se le ocurre otra cosa que coger un bolígrafo y ponerse unos díitas de más en el visado, porque suponía (supongo) que los tahilandeses son tontos y se la dejan meter doblada. Pues no, que los tahilandeses, además de tener muy mala leche no son bobos, y lo internaron con sus huesos y sus kilos de más en el talego, el tanque, el trullo o como se quiera: en la puta cárcel. Y allí ya no se sabe qué pasó. Diversas ONGs que han denunciado desde hace años las condiciones infrahumanas de las prisiones tahilandesas, hoy se han quedado heladas. Y más allá de que este gordo, que además de nunca-príncipe y de profesión "sus terrenos" fuera comemierda, no había que internarlo en una celda diminuta con 40 hombres más. "No fue correcto" dijo su hermano Hubert, otro bicho raro, que además de esquiador alpino es cantante mexicano de pop (¡que a esta aristocracia no hay quién coño la entienda!). Pues para allá, para Bangkok, corrió la princesa Ira y su hijo el esquiador y los tahilandeses que nada: tres meses en la colita de las autopsias. ¡Figúrate tú! Si después de llamarte Christoph te dicen Kiko, encima con ese apellido impronunciable (a su padre los malagueños con su gracia le decían el Príncipe Olé-Olé) te dejan tieso en una celda...esto necesita una investigación. Ay, por favoooorr! Al gordo le daría un terepe cualquiera. Chorreará el dinero a la gota gorda en sus funerales y se verá en el cielo con su padre, el muy cabrón, que además de convertir Marbella, aquel pueblecito de pescadores de los años 50, en la Milla de Oro de la Costa del Sol, se cepilló a Ava Gardner y a Kim Novak y se trajo a los jeques árabes y a todos los famosos de la jet-set internacional.Viendo cómo van las cosas por Marbella, hasta el horroroso Torrente habría mandado al gordo a prisión. Si es que esto no da para más.

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